lunes, 20 de mayo de 2019

Leyenda "El callejón del beso"

Aquí les dejamos una vídeo en el que podrán observar la leyenda de "El callejón del Beso" originaria de México, esperamos lo disfruten. 

domingo, 5 de mayo de 2019


Leyenda del nacimiento del sol y la luna. 
Leyenda nahua. México.


En la noche de los tiempos, allá por Teotihuacan, la ciudad de los dioses, estos se reunieron para planear el nuevo día. Y preguntaban quien llevaría a cuestas la luz. Entre los allí reunidos se presentó Tecuciztécatl. ¿Y quién más? Como todos se miraban temerosos y se escondían, los dioses se dirigieron a Nanahuatzin, quien tranquilamente aceptó pues amaba a los dioses.
Tecuciztécatl y Nanahuatzin comenzaron a preparar sus ofrendas mientras ayunaban como penitencia; a la par, los dioses preparaban el fuego de la "roca divina". Todo lo que Tecuciztécatl ofrendaba era precioso: plumas de quetzal, oro, espinas de jade y sangre de coral obtenida por espinas de obsidiana.
Lo que Nanahuatzin ofrecía eran cañas verdes, plantas medicinales, espinas de maguey y la sangre pura que manaba por sus manos. Cada uno hizo penitencia en los montes que les construyeron los dioses, los que se dicen son hoy conocidos como las pirámides del Sol y de la Luna. Al concluir el periodo de ayuno regaron sus ofrendas en la tierra y a la medianoche se adornaron y vistieron. A Tecuciztécatl le obsequiaron un tocado de plumas de garza y a Nanahuatzin le regalaron un tocado de papel.
Así fue que los dioses comenzaron a reunirse alrededor del fuego divino y en medio colocaron a Tecuciztécatl y a Nanahuatzin. Le ordenaron a Tecuciztécatl que se arrojara al fuego. Este obedeció con premura, pero al sentir el ardor del fuego no lo pudo resistir y retrocedió. Lo intentó una, dos, tres, cuatro veces más y no fue capaz de lanzarse a las llamas; en ese momento, le ordenaron a Nanahuatzin que se adentrara en las llamas. Se arrojó decidido; hizo fuerte su corazón, cerró los ojos y no vaciló. Ardía en el fuego divino.
 Aquella actitud decidida hizo reflexionar a Tecuciztécatl sobre su temor, e impulsado por el arrepentimiento, se lanzó a las llamas...aunque para entonces, ya era tarde. En esos momentos un águila descendió hacia la hoguera y súbitamente un ocelote brincó dentro cuando las llamas casi se apagaban. De esta forma se explican el negro plumaje del águila y las manchas del ocelote.
Los dioses aguardaban de un momento a otro la aparición de Nanahuatzin en algun lugar del cielo, ya transformado en sol. Y el sol llegó del oriente pintado de rojo, esplendoroso, proporcionando calor. Tecuciztécatl llegó después, brillando con igual intensidad. Los dioses se preguntaban que hacer con dos soles. Alguno tomó un conejo y con él abofeteó al segundo sol, opacando su brillo y cambiándolo en la Luna.


Ocelote: felino perecido a la pantera.

La leyenda del Enano de Uxmal- Yucatàn

Durante el imperio de Uxmal, se dice vivió en la ciudad de Kabah una mujer hechicera de edad avanzada quien cuidaba celosamente un huevo que había encontrado de manera misteriosa, a diario se sentaba junto a él a tomar el sol hasta que un día del huevo brotó un niño, la mujer resignada por su edad a no tener hijos cuido al niño como suyo, el tiempo pasaba pero el niño se mantenía del mismo tamaño, la mujer notó que comenzaba a salirle barba la voz le engrosaba, así descubrió que se trataba de un enano.

Un día el enano guiado por su curiosidad y el descuido de la anciana se decidió averiguar qué era lo que la mujer cuidaba de manera excesiva frente a un caldero, al acercarse descubrió un Tunkul (instrumento hecho con un palo hueco y que genera un sonido muy fuerte) fue tan alto el alcance del tono emitido que se escuchó resonar en la ciudad de Uxmal. Ya estaba vaticinado que al oírse el cantar del Tunkul el reinado del actual mandatario llegaría a su fin, de inmediato el rey mandó encontrar al culpable de tal anuncio, al llegar frente a él, preguntó al enano si había algún modo de evitar que eso ocurriera, el enano pidió al rey que primeramente mandara labrar un camino que vaya desde Kabah hasta Uxmal, terminado el camino él regresaría a decirle la respuesta.

Ya listo el camino la bruja acompañada de su protegido se dirigieron a la ciudad que ya les esperaba ansiosos por conocer la respuesta. Al llegar mencionó el enano que daría la solución solamente si el Rey superaba una prueba que consistía en romper con la cabeza el fruto más duro que se conoce en la zona yucateca, conocido como Cocoyol, el mandatario aceptó con la condición de que fuera primeramente el retador quien la realizara, el Enano accedió habiendo colocado de antemano por parte de la anciana una capa dura de metal bajo su cabeza, como era de esperarse éste resistió al golpe; al llegar el turno del Rey se colocó en el lugar que se le indicó y al primer golpe cayó en muerte.

Posterior a tal suceso el Enano fue coronado Rey de Uxmal, la anciana le dirigió sabias palabras en las que le indicaba que ahora ella podía morir tranquila pues sabía que el lugar quedaba en buenas manos, de igual forma le indicó ser justo y actuar de manera correcta sin dejarse cegar por el poder, así trabajó el nuevo jefe durante un tiempo, al paso de los años fue olvidando aquella conversación y se fue dejando envolver por la malicia, al grado de un día anunciar la creación de un nuevo dios que sería superior a los ya existentes, así mandó labrar en barro una escultura, ésta fue puesta en la lumbre para endurecerla y así asegurar su resistencia, pero al ser retirado del calor la imagen vibró de tal manera que los habitantes creyeron que la estatua hablaba venerándolo y adorándolo más que a los dioses.

Ese acto de fanatismo creo un gran disgusto en los verdaderos seres supremos por lo cual en castigo a semejante falta la Ciudad de Uxmal fue destruida acabando así con el gran poderío que hubo logrado a lo largo de tanto tiempo, hundiendo también el dominio del Enano que por soberbia llevó a su pueblo a la peor de las catástrofes.



El conejo en la luna. 




Existe una leyenda misteriosa que nos habla del dios azteca Quetzalcóatl. Según esta leyenda, en una tarde de verano, el dios azteca Quetzalcóatl pensó que podía ser muy buena idea ir a dar un paseo. Pero se olvidaba de que su aspecto, en forma de serpiente emplumada, podría atemorizar al mundo. De esta forma decidió que lo mejor sería bajar a pasear a la Tierra tomando un nuevo aspecto humano y común.

La leyenda de Popocatépetl e Iztaccíhuatl


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La vista que engalana a la ciudad más grande del mundo: la Ciudad de México, está realzada por la majestuosidad de dos de los volcanes más altos del hemisferio, se trata del Popocatépetl y del Iztaccíhuatl.

La presencia milenaria de estos enormes volcanes ha sido de gran importancia en las diferentes sociedades que los han admirado y venerado, siendo fuente de inspiración de múltiples leyendas sobre su origen y creación.

Hace ya miles de años, cuando el Imperio Azteca estaba en su esplendor y dominaba el Valle de México, como práctica común sometían a los pueblos vecinos, requiriéndoles un tributo obligatorio. Fue entonces cuando el cacique de los Tlaxcaltecas, acérrimos enemigos de los Aztecas, cansado de esta terrible opresión, decidió luchar por la libertad de su pueblo.

El cacique tenía una hija, llamada Iztaccíhuatl, era la princesa más bella y depositó su amor en el joven Popocatépetl, uno de los más apuestos guerreros de su pueblo.

Ambos se profesaban un inmenso amor, por lo que antes de partir a la guerra, Popocatépetl pidió al cacique la mano de la princesa Iztaccíhuatl. El padre accedió gustoso y prometió recibirlo con una gran celebración para darle la mano de su hija si regresaba victorioso de la batalla.

El valiente guerrero aceptó, se preparó para partir y guardó en su corazón la promesa de que la princesa lo esperaría para consumar su amor.

Al poco tiempo, un rival de amores de Popocatépetl, celoso del amor de ambos se profesaban, le dijo a la princesa Iztaccíhuatl que su amado había muerto durante el combate.

Abatida por la tristeza y sin saber que todo era mentira, la princesa murió.

Tiempo después, Popocatépetl regresó victorioso a su pueblo, con la esperanza de ver a su amada. A su llegada, recibió la terrible noticia sobre el fallecimiento de la princesa Iztaccíhuatl.

Entristecido con la noticia, vagó por las calles durante varios días y noches, hasta que decidió hacer algo para honrar su amor y que el recuerdo de la princesa permaneciera en la memoria de los pueblos.

Mandó construir una gran tumba ante el Sol, amontonando 10 cerros para formar una enorme montaña.

Tomó entre sus brazos el cuerpo de su princesa, lo llevó a la cima y lo recostó inerte sobre la gran montaña.  El joven guerrero le dio un beso póstumo, tomó una antorcha humeante y se arrodilló frente a su amada, para velar así, su sueño eterno.

Desde aquel entonces permanecen juntos, uno frente a otro. Con el tiempo la nieve cubrió sus cuerpos, convirtiéndose en dos enormes volcanes que seguirán así hasta el final del mundo.

La leyenda añade, que cuando el guerrero Popocatépetl se acuerda de su amada, su corazón que guarda el fuego de la pasión eterna, tiembla y su antorcha echa humo.   Por ello hasta hoy en día, el volcán Popocatépetl continúa arrojando fumarolas.